Ha entrado un compañero nuevo en la oficina, 24 años,
ingeniero de civil. Del joven no puedo decir nada malo, pero tampoco me voy a permitir
cambiar por muy majo que sea y he decidido que si se queda por mucho tiempo con
nosotros, siempre será gracioso en las cenas de empresa que él cuente una
anécdota empezando con “Cuando yo entré en la oficina, nunca olvidaré la vergüenza
que pasé y el mal trago, cuando ella me dijo…” mientras me mira a la cara, al
mismo tiempo que yo 24 años mayor que él me meto un lingotazo de ginebra porque
ya me importa todo eso, nada.
Y si no se queda y se va, se llevará al menos un recuerdo
gracioso de lo que le dije y en cambio no se quedará con el mal trago de que lo
despidieran.
Así que yo a la mía,
a hacer el bien.
No cambies, no cambies, no cambies….
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