PÍDEME HORA EN LA ESTETICIÉN
Cuando era pequeña siempre hubiera deseado ser un chico, porque
desde mi corta edad veía solo ventajas, y la ventaja más grande que veía era
que NO SE TENÍAN QUE DEPILAR. Y qué queréis que le haga si lo veía así.
Yo miraba con envidia a los chicos levantar los brazos con toda la
pelambrera en el sobaco sin pudor alguno, como se sentaban en la playa con los
muslos llenos de pelos con alegría, o como se dejaban el mostacho y la uniceja y
todos se congraciaban celebrando lo adolescentes que estaban. Y ahora hace un
rato me llama mi hijo para que le pida hora en la esteticién para depilarse, y
yo le pregunto toda ingenua, el qué, y me dice que las piernas completas y el tórax.
Dios mío pero qué mundo es este, qué me quedaría de ventaja
si fuera un chico, que podría conducir con el codo por la ventanilla y sentarme
con las piernas abiertas. Pues como decía aquel Virgencita que me quede como
estoy.
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